Uno de los pilares esenciales de cualquier sociedad contemporánea es la seguridad social. Proteger a las personas de riesgos que afectan su habilidad para generar ingresos, entre ellos, accidentes, enfermedades, vejez y desempleo, entre otros. El sistema de seguridad social de México ha evolucionado desde su establecimiento en la primera mitad del siglo XX, pero sigue enfrentando
importantes desafíos que amenazan su eficacia y sostenibilidad a largo plazo. Para proponer soluciones para fortalecer el sistema de seguridad social en México, este ensayo analiza la historia, la situación actual y las áreas de mejora.
El concepto de seguridad social, aunque moderno, tiene sus raíces en antiguos sistemas de caridad y ayuda mutua. Sin embargo, fue en el siglo XIX en Europa cuando se establecieron los primeros sistemas formales. En 1883, Alemania, bajo el liderazgo de Otto Von Bismarck, estableció el primer sistema de seguro médico obligatorio, seguido por el seguro de accidentes y las pensiones. Este modelo, conocido como “modelo bismarckiano”, sirvió de referencia para otros países, incluido México. En nuestro país, la seguridad social como se la conoce comenzó a consolidarse en la década de 1940 con la creación del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en 1943. Esta institución se encargaba de brindar servicios médicos y prestaciones económicas a los trabajadores formales. Posteriormente, en 1959, se creó el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Empleados del Estado (ISSSTE), dirigido a servidores públicos. A pesar de estos avances, la cobertura de la seguridad social en México ha sido históricamente limitada, dejando a gran parte de la población fuera del sistema. Situación que actualmente continua, el sistema de seguridad social mexicano enfrenta grandes desafíos. Uno de los más importantes es el alto grado de informalidad en el mercado laboral.
Más del 50% de los trabajadores mexicanos trabajan en la economía informal, lo que significa que no tienen acceso a beneficios de seguridad social. Esta situación no sólo debilita la cobertura del sistema, sino que también pone en peligro su sostenibilidad financiera. Otro tema importante es la calidad de los servicios de salud que brindan el IMSS y el ISSSTE. Las largas listas de espera, la falta de recursos y la infraestructura inadecuada son desafíos ampliamente documentados. La inversión en salud en México es una de las más bajas entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, lo que tiene un impacto negativo en la atención médica que reciben los beneficiarios. El sistema de pensiones es otro aspecto crítico. La reforma de 1997, que cambió el sistema de distribución a un sistema de cuentas individuales, fue objeto de controversia. Si bien el objetivo era asegurar la sostenibilidad del sistema, la realidad es que la mayoría de los trabajadores que cotizan a este sistema recibirán
pensiones insuficientes, lo que podría provocar una crisis social en las próximas décadas.
Para fortalecer el sistema de seguridad social en México es necesario abordar varias áreas de mejora. En primer lugar, reducir la informalidad laboral y debería ser una prioridad. Este objetivo se puede lograr a través de incentivos fiscales para la formalización de empresas y la implementación de políticas públicas que faciliten el acceso al empleo formal. En el sector salud es necesario incrementar las inversiones en infraestructura y personal médico. La construcción de nuevos dispensarios y hospitales, especialmente en zonas rurales y marginales, así como mejorar la capacitación del personal de salud, son medidas que pueden mejorar la calidad de los servicios. En materia de pensiones, es necesario revisar y adecuar las aportaciones de trabajadores y empleadores al sistema. Asimismo, es fundamental promover la educación financiera para que la ciudadanía comprenda
la importancia de los aportes voluntarios y la planificación de la jubilación. Por último, es necesario fortalecer la transparencia y la rendición de cuentas. La supervisión ciudadana y mejores mecanismos de control pueden reducir la corrupción y garantizar que los recursos se utilicen de manera eficiente y justa.
Aunque enfrenta desafíos significativos que requieren una atención inmediata, la seguridad social en México es un componente fundamental para el bienestar de la población. El peligro de debilitar este pilar social radica en la informalidad del trabajo, en la calidad de los servicios de salud y en la insuficiencia del sistema de pensiones. No obstante, el sistema se puede mejorar para que cumpla su función de manera efectiva y sostenible, asegurando la protección social para todos los mexicanos mediante reformas adecuadas y una administración eficaz. Se debe considerar la seguridad social no solo como un derecho, sino también como una
herramienta esencial para crear una sociedad más equitativa y justa.
Emiliano Ramírez Enríquez / Alumno de 7mo. cuatrimestre
