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¿Los profesionistas de la nutrición pueden contribuir a que una persona desarrolle un trastorno de la conducta alimentaria?

Escrito por UCA | Sep 29, 2022 8:30:00 PM

Por: L.N. Malike Daniela Ledesma Muñoz.

Cuando me gradué de la carrera de Nutrición tenía ciertas creencias que me hacían pensar que la única manera en la que un paciente podía estar en un peso adecuado era haciendo una dieta muy restrictiva, y que dependía de la voluntad y disciplina de cada persona el lograrlo. 

Conforme fueron pasando los meses empecé a recibir personas que acudían a mí, sobre todo, para “bajar de peso”, y yo seguía con esta creencia de que las dietas restrictivas iban a lograr que eso sucediera. Tenía ya, en ese momento, dudas sobre qué podría hacer para que mis pacientes pudieran conservar este nuevo peso a lo largo de los años, sobre cómo podía inducir en ellos una mentalidad de cambio de hábitos alimenticios, y no solo el bajar de peso a toda costa, aunque no se lograra un cambio de hábitos y de salud; también pensaba en cómo poder combinar la “buena alimentación” con la vida social, laboral y familiar.  

Todas estas dudas regresaban a mí. Cuando acababa una consulta siempre pensaba ¿estoy haciendo bien las cosas?, ¿está ganando salud esta persona?, ¿estoy haciéndoles la vida complicada con dietas restrictivas y nada amigables con sus actividades?, ¿estoy siendo poco empática? Pero, sobre todo, una pregunta que siempre me hacía era ¿Soy clara con mis pacientes, en decirles que la delgadez no siempre es sinónimo de bienestar? Tenía miedo de estar contribuyendo a la idea de que solo la gente delgada es feliz, exitosa, saludable, querida, bella y dedicada. ¿Cómo romper con este mito? 

Mientras me hacía todas estas preguntas, comencé a atender a algunas personas con diferentes Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), y entonces llegó un momento esclarecedor, que me motivó a empezar a buscar libros, artículos, entrevistas y cualquier información relacionada con el tema.

Pero ¿qué son los TCA? 

Los TCA se caracterizan por la presencia persistente de una alteración del comportamiento alimentario que compromete el estado de salud y el funcionamiento psicosocial. Bajo el término trastorno de la conducta alimentaria quedan englobados la Anorexia Nerviosa (AN), la Bulimia Nerviosa (BN) y, más recientemente, con la publicación de la quinta edición del Manual de Enfermedades Mentales (DSM-5) se ha incluido el Trastorno por Atracón (TA). (SENPE, 2017). Existen otros trastornos que se relacionan con la ma

nera en que nos alimentamos, como los Trastornos Dismórficos Corporales, pero estos no están englobados en los TCA. 

Algunas de las características de la AN y de la BN son, que las personas tienen temor de engordar o ser obesas y, además, una alteración en la percepción de la propia silueta corporal; existen otros criterios diagnósticos que no se abordarán en este texto. 

Aunque la etiopatogenia de los TCA no se conoce bien hasta el día de hoy, se asume que es de carácter multifactorial, con participación de factores genéticos, psicológicos, biológicos, culturales y socio familiares, entre los más importantes. Algunos antecedentes comunes a los TCA son la preocupación excesiva por el peso, la obsesión por un cuerpo delgado, el distrés socio familiar, el antecedente de realización de una dieta y el abuso sexual en la infancia. (SENPE, 2017). 

Aunque para desarrollar un TCA influyen factores diversos, en mi práctica clínica empecé a detectar que algunos de mis pacientes con AN y BN compartían alguna experiencia en la que algún personal de la salud, casi siempre un médico o nutriólogo/a, les habí

a hecho comentarios despectivos sobre su peso o habían prescrito dietas muy restrictivas con una baja diversidad de alimentos.  

¿Es malo tener sobrepeso?

Cuando yo preguntaba a mis pacientes si sabían cuándo había iniciado esta preocupación constante por no ser gorda o por subir de peso, comentaban lo siguiente: “cuando era niña, el pediatra le decía a mi mamá que me escondiera los dulces ya que estaba gorda y siempre estaba por encima en las curvas de peso”, “el doctor me dijo: estás muy flaca, ¿qué no comes?”, “cuando tenía ocho años estaba gorda y me llevaron con una nutrióloga que me dio una dieta en la que no podía comer nada, se me antojaban algunas cosas ya que veía que otros niños las comían, me quedaba con mucha hambre; pero la nutrióloga me decía que solo así podía ser delgada”, “quería comer pizza, pero la nutrióloga le decía a mi mamá que no podía porque estaba gorda”, “a los 12 años me llevaron con una nutrióloga que me quería dar pastillas para adelgazar e inyectar algo”; esta información ha sido recabada en los expedientes clínicos que elaboro sobre mis pacientes. 

Con base en esta información empecé a reflexionar cómo podemos contribuir, como profesionales de la salud, a que algunas personas desarrollen un TCA y la importancia de trabajar mediante un enfoque en el que ser gordo no se viera como algo malo o despectivo; lo dañino que puede ser trabajar mediante un enfoque único de contar calorías y de dietas muy restrictivas que pueden llevar a un ciclo de restricción-atracón-vómito, o de una restricción alimentaria excesiva. 

Revisando la página de internet de la Universidad Cuauhtémoc Campus Aguascalientes, así como algunas otras páginas de Universidades en las cuales se ofrece la carrera de Nutrición como una licenciatura o posgrado, pude constatar que ninguna de estas Universidad refiere que los nutriólogos o nutriólogas somos profesionistas dedicados a hacer que las personas sean flacas, se vean delgadas, no tengan “lonjas” o tengan una cintura de “avispa”. La misión de la Nutrición debe ser que las personas tengan salud, tanto física como emocional, y ello hablando de deportistas, madres embarazadas, niños y niñas, personas delgadas o no tan delgadas, personas con ciertas patologías, adultos mayores, etc. Tenemos que promover la salud. 

En esta promoción de la salud no debemos dejarnos llevar por la idea de que se tiene que estar delgado a toda cosa, sin importar cómo llegamos a esa meta y, sobre todo, a costa de qué nuestros pacientes llegan a un “peso ideal”. 

Si bien, como ya se mencionó, el desarrollar un TCA es multifactorial, sí podemos, como profesionales de la salud, no estigmatizar los diferentes tipos de cuerpos y evitar dietas excesivamente restrictivas en cantidad, calidad y diversidad de alimentos. Evitemos también calificar un alimento como bueno o malo; lo anterior con la claridad de que podemos estar contribuyendo a que una persona desarrolle un TCA, como consecuencia de una mala intervención nutricional. 

La intervención en materia de Nutrición en los trastornos de la conducta alimentaria se enfoca no solo en la rehabilitación física, sino en la eliminación de creencias distorsionadas en cuanto al peso, figura y alimentación, a través de estrategias educativas. La terapia nutricia debe procurar no solo la recuperación física del paciente, sino la aportación de un espacio educacional que ayude a descartar falsas creencias en torno al peso, la figura y la ingesta. El objetivo principal del tratamiento nutricio en los TCA es lograr la recuperación del estado de nutrición, a través de una alimentación sana y libre de obsesiones cuya meta final sea que resulte de manera espontánea (Rivera Gallardo, et al, 2005) 

Nosotros somos los expertos en Nutrición, así que hablemos un lenguaje claro, inclusivo y asertivo. No juzguemos a las personas que no tienen la talla o el peso que los estándares sociales dictan deberían tener. Eduquemos desde la salud y el cambio de hábitos con un impacto positivo en la calidad de vida, en la energía, la mejora de alguna enfermedad, la salud emocional y la actividad física como herramienta para la salud. Seamos agente de cambio en una sociedad obsesiva en cuanto a la delgadez y los cánones de belleza distorsionados. 

Referencias  

Ayuzo-del Valle Norma Cipatli, Covarrubias-Esquer Joshue David. Trastornos de la Conducta Alimentaria. Revista mexicana de pediatría. 2019; 86: 80-86 

Behar A. Rosa, Arancibia M. Mauricio. DSM-VI y los trastornos de la conducta alimentaria. Revista Chilena de Neuropsiquiatría. 2014; 52: 22-34 

Gómez-Candela C, Milla SP, Miján-de-la-Torre A, Ortega PR, Kohen VL, del Portillo RC et al. Consenso sobre la evaluación y el tratamiento nutricional de los trastornos de la conducta alimentaria: anorexia nerviosa. Nutrición Hospitalaria. 2018; 35(1): 11-48 

Rivera Gallardo María Teresa, Barriguete Meléndez Jorge Armando, Emmelhainz Marisa, Pérez Bustinzar Ana. La Importancia de la Intervención en Materia de Nutrición en el Tratamiento de los Trastornos de la Conducta Alimentaria. Psicología Iberoamericana. 2005; 2: 80-83 

SENPE. Consenso sobre la evaluación y el tratamiento nutricional de los trastornos de la conducta alimentaria: anorexia nerviosa, bulimia nerviosa, trastorno por atracón y otros. Nutrición Hospitalaria. 2017; 34: 1-91.